Encuentro Deja Huella, Jeh Mingh Houh

Encuentro Deja Huella, Jeh Mingh Houh

La Jeh Mingh Houh  es un encuentro de los jóvenes del grupo Deja Huella, para recopilar todo lo que han aprendido durante el año, coger fuerzas y preparar las misiones del resto del curso y la misión final de verano.

El encuentro fue en Calicanto el 22, 23 y 24 de febrero.

 

Os dejamos dos testimonios de varios miembros del grupo de Fe.

 

«Hace unas semanas, se nos invitaba a todos los miembros de Deja Huella a asistir a la que sería “la convivencia del año”, la Jeh Ming Houh. Y a pesar de no entender muy bien esta palabra, me animé a ir. Estos días ya he podido descubrir que Jeh Ming Houh significa: gracias inteligente e inmensidad (“Dar gracias a Dios por elegirnos para la misión”) y mucho más.

Llegó el día y a pesar de haber sido una semana muy ajetreada, llena de exámenes, trabajos… me hacía mucha ilusión. Al llegar a Calicanto nos encontramos todos los miembros de Deja Huella que compartiriamos estos días, en un ambiente con un paisaje maravilloso.

Han sido tres días muy intensos, con actividades de todo tipo. Además, hemos podido trabajar alrededor de la exhortación del papa Francisco “Gaudete et exultate” y descubrir esa llamada a la santidad, a cada uno desde su realidad y su vida cotidiana. No solo siguiendo el ejemplo de los santos, soñando a lo grande, sin límites o complicandonos la vida por los demás, sino también en lo pequeño, en lo simple y sencillo de cada dia.

Ha habido tiempo para todo (incluso para el estudio). Pudimos ver la película de un santo “Moscati, el médico de los pobres”. Nos levantábamos al grito de: “Linea rapida” y empezabamos el dia con algo de ejercicio viendo el amanecer. Hicimos una gymkana sobre la santidad y hemos conocido más sobre Deja Huella, el Jeh Ming Houh y los tips misioneros, con juegos, representaciones y canciones. También nos conocimos más entre nosotros y a nuestros santos. Y por supuesto también hemos tenido tiempo para la oración, por la mañana y por la noche, así como para un rato de retiro para descubrir “El Dios de nuestra historia” y compartir después lo vivido, lo que el Señor va sugiriendo a cada uno y poder ver a Dios en nuestra vida y en cada uno de los misioner@s.

Además, nos encargamos entre todos de las tareas y las comidas. El sábado tuvimos una comida ambientada en la JMJ, en la que los misioner@s que asistieron a la JMJ de Panamá nos contaron su experiencia.

Hemos compartido risas, alegría, inquietudes, cantos, abrazos, lágrimas, momentos, experiencias, oración, nuestros talentos, nuestro tiempo, nuestra fe… Y la Eucaristía del domingo, en la que Jesús se parte y se reparte por nosotros, así como nos pide que lo hagamos nosotros, dejando su huella en nuestra vida y en las próximas acciones misioneras que hemos organizado. Además, yo personalmente tuve la oportunidad de recibir el sacramento de la Reconciliación, y pude seguir descubriendo cómo el Señor me ama personalmente y sigue dándome su paz, su luz y animándome a seguir dando lo mejor de mi.

Ha sido un fin de semana para coger fuerzas y desconectar de nuestra rutina y conectar con nosotros mismos, con otros jóvenes y con Dios.»

 

 

«LLAMADOS A LA SANTIDAD:

Qué es eso? ¿Qué tengo que ser como Santa Teresa de Jesús, como Edith Stein, o como Guisseppe Moscatti?

Llevaba un lío en mi cabeza que no sabía por dónde empezar a asimilar esas palabras.

Así que decidí asistir a la Jeh Ming Houh, un campamento que cada año se hace en Deja Huella para encontrarnos con Dios, con nosotros mismos y para prepararnos para la misión de verano.

A lo largo del fin de semana esas ideas se hicieron más claras, mediante una gymcana que con la ayuda del movimiento Familia Albertiana. Yo tenía la idea de que ser santo era estar todo el día en la iglesia, o que había que ser una persona súper buena. Pero me daba cuenta que la sociedad de hoy, pide algo más.

A lo largo del fin de semana comprendí que ser santo hoy en día no es caer en la comodidad del día a día, en el stress y en la rutina en la que vivimos todos por cuestiones de trabajo, estudios y familia. Es estar alegre, con buen humor, intentando poner un poco de color a este mundo.

Es poner a Dios en el centro de nuestro día, contar con él en cada paso que damos a lo largo de nuestra vida. Esperar con paciencia y mansedumbre en este mundo de inmediatez. Ser santos es ser el presente, el aquí y ahora.

Es dejar la huella de Cristo en la universidad, en el trabajo, en la familia, con los amigos, en el colegio, incluso en aquellas personas que no conocen a Dios o que por muchos motivos se han alejado de él.

Es llevar la alegría a los pobres, compartir con mis compañeros de misión este reto que nos invita el Papa Francisco. Es ejercer de Ángel de la Guarda, de las personas que Dios nos ha puesto en el grupo de Deja Huella para acompañar y ser acompañados.

Y en los ratos de oración pedimos para poder ser capaces de ser santos en el mundo del siglo XXI . Como dijo el Papa Juan Pablo II “No tengáis miedo de ser santos”, sabiendo siempre que Jesús está y estará siempre con nosotros hasta el fin del mundo.

Y tú, te animas a participar en este reto?»

 

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